Desayuno en Kassa
El canto del muecín se mezcla con las campanas de la iglesia Asiria, de la griega, de la Salesiana y de la Basílica de la Natividad, formando una curiosa melodía que hace que salga lentamente de mi largo, confortable y reparador sueño. Abro los ojos y recorro lentamente mi habitación. Sonrío. Solo con ver sus rayos de sol coloridos al entrar por los vitrales y los exquisitos detalles de su decoración hacen que sienta placer. Pienso en el programa del día, en los lugares por recorrer y organizo rápidamente mi tiempo, para sacar el máximo provecho en tierra Palestina. Belén es una maravilla y gran parte de su encanto es su deliciosa gastronomía. Una muestra de ello es el variado y abundante desayuno Palestino. ¡De solo pensar en él se me abre el apetito! Me ducho, me visto y bajo rápidamente al encantador café donde me recibe Amir con una amplia y cálida sonrisa. Sabaj al kheir! (¡buenos días!) Al sentarme me sorprendo y maravillo con la cantidad de platitos de cerámica hechos a mano, por cierto, de variados colores con que me encuentro. ¡No es desayuno a la carta, es toda la carta! Los palestinos demuestran su cariño a través de la comida y en Kassa nos quieren mucho. Frente a mis ojos hay hummus, garbanzos en árabe, ya hechos una cremosa pasta con tahini, aceite de oliva y un toque de limón; falafel, fritos de garbanzo molido con cebolla, hierbas y especies y musabaha, garbanzos enteros en salsa de tahini, ajo, aceite de oliva y un toque de ají, todos estos comprados en Afteem el lugar más famoso para comprar falafel y productos de garbanzos que está en Belén, a un costado de la Basílica de la Natividad desde el año 1948 luego que fueran expulsados de Jaffa. También veo laban un suave y delicado queso untable y queso nabulsiye comprados en el souk, originario de Nablus, muy famoso porque con él se hace también el knafe, un dulce palestino que con su sabor tocas el cielo.
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Instagram @elizabeth.kassis
Fotografía: Elias Halabi